La capital de la provincia de Pontevedra es una encantadora ciudad perfecta para ser descubierta a pie, paseando por su casco viejo cargado de historia, cultura y ocio con ese hechizo especial que posee lo antiguo. Construida dentro de un recinto amurallado, con la paciencia del paso de los siglos, esta “boa vila” con sus deliciosas calles, posee uno de los conjuntos históricos más hermosos y mejor conservados de Galicia. El encanto de esta pequeña ciudad puede intuirse en los nombres gremiales que reciben muchas de sus plazas: plaza de la leña, plaza de la verdura, plaza de la herrería…

Entre los imprescindibles, podemos destacar la Basílica de Santa María la Mayor, las iglesias de San Francisco, San Bartolomé o la Peregrina, pero debemos también reservar tiempo para perdernos por sus largos paseos, descansar en sus parques y disfrutar de una tapa, un café o una copa en cualquiera de sus animadas terrazas.

De camino a la ciudad, no debemos dejar de visitar el majestuoso Pazo de Lourizán, con un maravilloso jardín de corte romántico, que atesora especies exóticas y autóctonas, entre las que destaca la camelia.