Esta ruta es un recorrido peatonal sobre un sendero tradicional que permite conocer el conjunto histórico-etnográfico conformado por un total de 67 molinos hidráulicos en perfecto estado de conservación que en forma de escalera ascienden por la ladera. Han sido declarados Bien de Interés Cultural por la Xunta de Galicia en 1998. Aprovechando la pendiente del río, algunos molinos aparecen edificados en cascada entre colinas, árboles, riachuelos y montañas, confiriendo al paisaje una increíble belleza. Esta armoniosa integración de la industria tradicional en la naturaleza constituye una de las más importantes concentraciones de molinos fluviales en Europa.
El sendero, cuidado con esmero, permite ver multitud de especies vegetales. El entorno de los molinos también es espectacular. Por una vertiente de la senda está regado por las aguas del Folón y por la otra, por las aguas del Picón. La parte más alta de la ruta se caracteriza por ser un magnífico mirador natural del valle del Rosal, desde el que se observa la desembocadura del Río Miño y la ribera de Portugal.